Un grupo de científicos, entre ellos varios españoles, describe en Nature los cinco cambios climáticos ocurridos en la Tierra y trazan un plan de emergencia
para el actual, que pasa por la implicación de todos, con medidas como
reducir la tasa de crecimiento de la población y el consumo de los
recursos.
Estas son algunas de las medidas propuestas por los científicos en
este trabajo que analiza la posibilidad de alcanzar "un punto de no
retorno" a causa del impacto humano, ha informado el CSIC.
El estudio se basa en los cálculos sobre la evolución de los ecosistemas
y el aumento de la población.
El cambio climático y el aumento de terremotos así, como todo tipo de
desastres naturales podrían ser parte de un mecanismo defensivo de la Tierra, (pueden ver hipótesis de Gaia),
Además de la población y los recursos, los investigadores apuestan
por sustituir el gasto energético por fuentes renovables, aumentar la
eficiencia en la producción de alimentos y mejorar la gestión de las
zonas de la Tierra que aún no han sido dominadas por humanos.
Está en manos de la humanidad, advierten, decidir si quiere guiar los
cambios del planeta o simplemente dejar que las cosas sucedan.
En el citado artículo de revisión, se precisa que los cambios
climáticos pasados, además de causar extinciones masivas como la de los
dinosaurios, han ido modificando las características del planeta.
El último gran cambio tuvo lugar hace unos 14.000 años, cuando el
treinta por cierto de la superficie terrestre perdió la capa de hielo
que la cubrió durante el último periodo glacial.
Esa edad de hielo había durado unos 100.000 años y el periodo de transición se prolongó unos 3.300 años.
Desde entonces, el planeta ha mantenido unas características más o
menos estables hasta la aparición y desarrollo de la humanidad.
Sin embargo, actualmente, las personas están provocando una serie de
cambios que podrían conducir "a un nuevo estado planetario", advierte el
investigador de la Estación Biológica de Doñana Jordi Bascompte.
Dichos cambios, alteran la química de la atmósfera y de los océanos, y
causan grandes trastornos en los flujos de energía que van "desde el
principio hasta el final de la cadena alimentaria", puntualiza.
El origen de todos esos cambios es el aumento de la población que
conlleva un mayor consumo de recursos y energía, y la transformación y
fragmentación del paisaje, unas alteraciones que modifican las
condiciones atmosféricas, oceánicas y terrestres y que amenazan la
supervivencia de la biodiversidad actual.
La tasa de crecimiento anual de la población es de unos 77 millones
de personas, casi mil veces más que la experimentada hace entre 10.000
años y 400 años, cuando rondaba las 67.000 personas.
Ese aumento poblacional ha transformado casi la mitad (43%) de la superficie terrestre en áreas urbanas y agrícolas.
Además, los humanos acaparan el uso de hasta el 40 por ciento de la
producción primaria mundial (limitando el acceso de otras especies a
este recurso) y consume combustibles fósiles, lo que ha elevado la
concentración de CO2 atmosférico un 35 por ciento y ha rebajado el pH
oceánico el 0,05.
"Si estos impactos superan el 50 por ciento, incluso las áreas
inalteradas del planeta sufrirán las consecuencias", avisa Eloy Revilla,
de la Estación Biológica de Doñana.
La humanidad acabará destruyendo la Tierra. |
Si la población sigue creciendo al ritmo actual, las consecuencias se
verán hacia el 2025, y los recursos entrarán en un momento crítico en
2045.
Lo que sucederá cuando se llegue a tal situación todavía es incierto, pero es algo que "debería preocuparnos muy seriamente".
La pérdida de productividad en las tierras de cultivo, la reducción
de la capacidad de almacenamiento de CO2 de los bosques y océanos y el
colapso del stock pesquero son tres factores seguros.
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